sábado, 15 de septiembre de 2018
Esta
es la pregunta que ha martillado la mente de muchas personas mientras transitan
por el oscuro e interminable valle de la aflicción.
Éxodo 2:23-25
Aconteció
que después de muchos días murió el rey de Egipto, y los hijos de Israel gemían
a causa de la servidumbre, y clamaron; y subió a Dios el clamor de ellos con
motivo de su servidumbre.
Y oyó Dios el gemido de ellos,
y se acordó de su pacto con Abraham, Isaac y Jacob.
Y miró Dios a los hijos de
Israel, los reconoció Dios.
Por
cuanto el mundo ha sido un escenario de dolor, no han sido pocas las veces que
alguien, o en el silencio del corazón o aun en voz audible, ha hecho este
desesperado reclamo.
Para muchos es inconcebible el
"silencio" de Dios frente al clamor humano. Hay gente que ha asumido
una actitud de rebeldía pasiva o activa, dando lugar al endurecimiento del
corazón, porque no ven ninguna actuación divina para detener el sufrimiento y
calmar el dolor.
Pero, ¿es esto del todo cierto?
¿Es Dios indiferente a nuestra condición y miseria?
¿Le importa a Él si sufrimos o no?
La manera cómo Dios se ha movido en la historia, buscando al hombre en su condición perdida hasta llenarlo con sus bienes eternos, nos muestra cuánto le importa a Dios el dolor humano.
¿Dónde está Dios mientras sufrimos? Está con nosotros; nunca nos ha dejado.
Por otro lado, si comparamos nuestro sufrimiento con el de Él, tenemos que concluir que nadie ha sufrido más que nuestro Padre celestial.
Ninguno ha pagado un mayor precio por enfrentar el pecado como lo ha hecho Dios.
Nadie se ha entristecido más por el dolor de una raza descarriada como nuestro Dios.
¿Quién puede comparar el sufrimiento con Aquel que pagó por nuestro pecado en el cuerpo crucificado de su propio Hijo?
Nadie ha sufrido más que Aquel que, cuando envió a Su Hijo, nos mostró cuánto nos amaba.
¿Dónde está Dios cuando sufrimos? Está allí, donde siempre ha estado.
Es verdad que a veces pareciera que Él se desentendiera del sufrimiento, como se ve en el caso de Job o del apóstol Pablo, pero de acuerdo a los resultados, esa es la manera como Dios trabaja en el carácter, y cómo puede utilizar la situación para bendecirnos más abundantemente.
De modo, pues, que el sufrimiento no le es indiferente. En el presente pasaje tenemos a un Dios que se hace presente cuando su pueblo está pasando por la más dura prueba de esclavitud.
Hay una serie de verbos que nos muestran la actividad de Dios para indicarnos dónde está Él mientras su pueblo sufre.
I. EL CLAMOR DEL SUFRIMIENTO SUBE A SU PRESENCIA
v. 23
Aconteció que después de muchos días murió el rey de Egipto, y los hijos de Israel gemían a causa de la servidumbre, y clamaron; y subió a Dios el clamor de ellos con motivo de su servidumbre.
El estado de esclavitud y opresión al que se enfrentó Israel en Egipto tuvo que ser uno de los peores que raza alguna haya experimentado en la historia.
Si se toma en cuenta que el rey bondadoso y sensible que surgió en Egipto había muerto unos cuatrocientos años atrás, levantándose después de él muchos reyes insensibles; y luego la amenaza que representaba Israel para los egipcios, debido a su crecimiento y progreso, la "mano" con la que fueron sometidos tuvo que ser férrea e inclemente.
De modo que en su amarga servidumbre, los israelitas clamaron pidiendo auxilio, y ese clamor llegó hasta el cielo (como dice el vers. 23)
Lo que pasó el pueblo de Israel en Egipto nos recuerda que este es un mundo de clamor. Muchos de los clamores vienen como resultado de alguna terrible "esclavitud" de la que se espera salir con prontitud y desesperación.
El enfermo clama porque se calme o se le quite su dolor.
El preso clama por quedar libre de su prisión.
El hombre o la mujer claman porque quieren quedar libre de alguna pasión indebida.
Lo mismo hace el joven que ha quedado atrapado en las garras de algún esclavizante vicio.
Hay clamores en la familia por la actitud de infidelidad de algunos de los cónyuges.
Hay padres que están clamando por la actitud desobediente e irresponsable de sus hijos.
Qué decir de los clamores que produce el hambre en tantas partes del mundo.
El clamor por la falta de una justicia apropiada.
¿Sabe usted cuántos padres todos los días desgarran su corazón porque su hijo fue víctima de la violencia que vive nuestro mundo?
Todo esto hace, también, que se levante todos los días diferentes clamores por una continua misericordia divina para con este mundo lleno de tanto dolor y violencia.
Pero tenemos también que aclarar que muchos de estos clamores no siempre son dirigidos al Señor. La verdad es que hay gente que prefiere buscar otros intermediarios u otras formas en su dolor, antes que buscar a Dios.
El mismo pueblo de Israel pasó por esa etapa. Gemían entre ellos mismos. No se nos dice que hayan clamado a Dios; sin embargo, su clamor llegó a su presencia. Y es que el clamor de un corazón sincero que se dirige a Dios sin reclamos ni exigencias, sino en humillación, será un clamor que llega hasta la misma sala de la presencia divina.
Siempre habrá cielos abiertos para que el clamor entre en Su presencia.
II. DIOS OYE LA ANGUSTIA DE LOS QUE CLAMAN A ÉL
v. 24ª.
Y oyó Dios el gemido de ellos,
No hay una palabra que pudiera aplicarse a Dios en su capacidad de oír, a la que pudiéramos llamar "omnioyente", así como decimos "omnisciente" para destacar que él todo lo sabe.
Sin embargo, su "omnipresencia" hace posible que Dios escuche todo los clamores en cualquier lugar del mundo y en cualquier tiempo que suceda.
En ese lenguaje que la Biblia nos presente acerca de Dios, sus "oídos" no son sordos ni han perdido la audición con los años.
Él ha oído siempre. Él es el único que tiene la capacidad de oír el clamor del alma que no grita, o el gemido del espíritu que no se oye.
Él es el único que tiene la capacidad de oír "los gritos del silencio".
Cuando Dios llamó a Moisés como el libertador de su propio pueblo, le dijo que Él ya había oído el clamor de Israel a causa de sus exactores y que había descendido para liberarlos
Exodo 3:7
Dijo luego Jehová: Bien he visto la aflicción de mi pueblo que está en Egipto, y he oído su clamor a causa de sus exactores; pues he conocido sus angustias,
De modo que ningún grito, angustia, dolor, o tristeza queda fuera de su alcance.
Cuando los escritores sagrados criticaban a los hacedores de ídolos, y su falta de poder que estos tenían para hacer algún milagro, destacaban de ellos lo siguiente:
Salmos 115:5-8
Tienen boca, mas no hablan;
Tienen ojos, mas no ven;
Orejas tienen, mas no oyen;
Tienen narices, mas no huelen;
Manos tienen, mas no palpan;
Tienen pies, mas no andan;
No hablan con su garganta.
Semejantes a ellos son los que los hacen,
Y cualquiera que confía en ellos.
Sin embargo, no ocurre lo mismo con nuestro Dios. Cuando el hombre que le ama y le busca, clama a Él, su petición no se archiva como tantos clamores que quedan sin respuesta en el mundo.
Salmo 34:17
Claman los justos, y Jehová oye,
Y los libra de todas sus angustias.
Cuando el hombre se dispone en buscarle de corazón, lo encuentra; su oración no queda sin respuesta.
De esta manera lo confirmó David, cuando hablando de su propia experiencia, dijo:
Salmos 34: 4, 6
Busqué a Jehová, y él me oyó,
Y me libró de todos mis temores.
Los que miraron a él fueron alumbrados,
Y sus rostros no fueron avergonzados.
Este pobre clamó, y le oyó Jehová,
Y lo libró de todas sus angustias.
Dios siempre oye, solo que su respuesta estará acondicionada al propósito mismo con el que trabaja en nuestras propias vidas.
Por lo tanto Él puede responder diciendo "sí", diciendo "no", o diciendo "espera".
III. DIOS SE ACUERDA DE SUS PROMESAS HECHAS
v.24b
y se acordó de su pacto con Abraham, Isaac y Jacob.
En el estado de angustia de su pueblo esclavizado, se dice que Dios "se acordó de su pacto con Abraham, Isaac y Jacob".
¿Cuál fue ese pacto? ¿Cuál fue la promesa hecha?
Dios le había dicho a Abraham que haría de él una nación tan grande como la arena del mar; y que en él serían benditas todas las naciones de la tierra. Isaac fue el hijo de esa promesa.
En él cumplió el primer pacto que hizo con Abraham cuando este salió de la tierra de su parentela. Luego en Jacob la promesa llegó a concretarse, pues de toda su familia se formarían las doce tribus de Israel, y de ellas el pueblo que ahora está listo para ser libertado por Dios.
En el pacto hecho a sus antepasados, Dios les había asegurado que ellos no permanecerían como esclavos por siempre.
Ahora, Él se ha acordado de aquella promesa y se dispone a cumplirla.
Con Dios tenemos la más absoluta garantía del cumplimiento de sus promesas. Debemos entender que el "acordarse" de Dios aquí no equivale al olvido que es propio del ser humano.
Sería inconcebible pensar que a Dios se le pueden olvidar sus promesas, como lo hacemos nosotros.
Sin embargo, sí hay una sola cosa que Dios olvida, y es aquella que tiene que ver con nuestros pecados.
Miqueas 7: 18-19
¿Qué Dios como tú, que perdona la maldad, y olvida el pecado del remanente de su heredad? No retuvo para siempre su enojo, porque se deleita en misericordia.
El volverá a tener misericordia de nosotros; sepultará nuestras iniquidades, y echará en lo profundo del mar todos nuestros pecados.
¡Qué extraordinario es nuestro Dios! No olvida ninguna de sus promesas, pero si se olvida de nuestros pecados una vez confesados y perdonados.
¿Dónde está Dios mientras sufrimos? Está allí, listo para cumplir sus promesas. Ningún dolor, angustia o pena pasa sin que Él no se de cuenta.
Lo que ha prometido lo cumplirá. Este texto nos confiere una gran confianza. Dios, es el Dios del pacto. Es verdad que muchas veces el hombre lo ha quebrantado, pero la fidelidad de Él ha sido firme en el cumplimiento de tales promesas.
Este es el más poderoso pensamiento mientras pasamos por nuestros valles de sombra y de muerte". La más grande promesa es que Él estará siempre con nosotros.
IV. DIOS NOS MIRA Y NOS RECONOCE
v. 25
Y miró Dios a los hijos de Israel, y los reconoció Dios.
¿Dónde está Dios mientras sus hijos sufren? Está allí. Los está mirando. Los está reconociendo.
El verbo "mirar" de este pasaje es más que una simple mirada.
No es aquel tipo de mirada que no despierta ninguna clase de sensibilidad aunque sea notoria la miseria y la angustia.
No es, por cierto, aquella mirada que tuvo el levita y el sacerdote en la parábola del "Buen Samaritano".
Allí ellos vieron la angustia y el dolor, pero siguieron de largo.
Nuestro Dios es el "Buen Samaritano" que viene y ve, y luego es movido a misericordia.
La mirada de Dios percibe la situación humana. El hombre ve la apariencia, más Dios mira el corazón.
La mirada de Dios nos da confianza, pues hay una absoluta garantía que Él no dejará postrado al que pasa por la angustia.
Se nos dice que cuando Jesús miraba las multitudes tenía compasión de ellas porque las veía como ovejas desamparadas sin pastor.
Dios miró la esclavitud de su pueblo. Miró a los que les afligían y atormentaban. Miró el dolor físico que le imprimían. Miró el dolor emocional que causaba aquella pesada carga. Los miró con compasión y decidió librarlos de esa angustia.
El texto también dice que los "reconoció". Este es un verbo dinámico y significa más que un reconocimiento. Tiene la idea de estar involucrado con algo. Esto significa que Dios sentía personalmente la opresión de su pueblo y la compartía con ellos.
Hay en esto una verdad maravillosa. El sufrimiento humano despierta en nuestro Dios su más incomparable compasión y amor por sus hijos.
Dios no se desatiende en nuestro abatimiento.
El se acuerda que solo somos polvo y viene a nuestro encuentro.
¿Dónde está Dios mientras sufrimos? Está más cerca de lo que nosotros podemos imaginarnos.
CONCLUSIÓN:
Bien vale la pena citar lo que dijo el salmista, quien en su momento de angustia, se hizo las preguntas propias de un ser humano cuando pasa por esos momentos por los que nadie quisiera pasar:
Salmos 139:7-12
¿A dónde me iré de tu Espíritu?
¿Y a dónde huiré de tu presencia?
Si subiere a los cielos, allí estás tú;
Y si en el Seol hiciere mi estrado, he aquí, allí tú estás.
Si tomare las alas del alba
Y habitare en el extremo del mar,
Aun allí me guiará tu mano,
Y me asirá tu diestra.
Si dijere: Ciertamente las tinieblas me encubrirán;
Aun la noche resplandecerá alrededor de mí.
Aun las tinieblas no encubren de ti,
Y la noche resplandece como el día;
Lo mismo te son las tinieblas que la luz.
¿Dónde está Dios mientras se sufre?...
Está más cerca de lo que podemos imaginar. Solo que en lugar de huir hacia otro lado, como pensaba el salmista, debemos ir hacia Él.
En sus brazos estaremos protegidos y bendecidos.
Pero, ¿es esto del todo cierto?
¿Es Dios indiferente a nuestra condición y miseria?
¿Le importa a Él si sufrimos o no?
La manera cómo Dios se ha movido en la historia, buscando al hombre en su condición perdida hasta llenarlo con sus bienes eternos, nos muestra cuánto le importa a Dios el dolor humano.
¿Dónde está Dios mientras sufrimos? Está con nosotros; nunca nos ha dejado.
Por otro lado, si comparamos nuestro sufrimiento con el de Él, tenemos que concluir que nadie ha sufrido más que nuestro Padre celestial.
Ninguno ha pagado un mayor precio por enfrentar el pecado como lo ha hecho Dios.
Nadie se ha entristecido más por el dolor de una raza descarriada como nuestro Dios.
¿Quién puede comparar el sufrimiento con Aquel que pagó por nuestro pecado en el cuerpo crucificado de su propio Hijo?
Nadie ha sufrido más que Aquel que, cuando envió a Su Hijo, nos mostró cuánto nos amaba.
¿Dónde está Dios cuando sufrimos? Está allí, donde siempre ha estado.
Es verdad que a veces pareciera que Él se desentendiera del sufrimiento, como se ve en el caso de Job o del apóstol Pablo, pero de acuerdo a los resultados, esa es la manera como Dios trabaja en el carácter, y cómo puede utilizar la situación para bendecirnos más abundantemente.
De modo, pues, que el sufrimiento no le es indiferente. En el presente pasaje tenemos a un Dios que se hace presente cuando su pueblo está pasando por la más dura prueba de esclavitud.
Hay una serie de verbos que nos muestran la actividad de Dios para indicarnos dónde está Él mientras su pueblo sufre.
I. EL CLAMOR DEL SUFRIMIENTO SUBE A SU PRESENCIA
v. 23
Aconteció que después de muchos días murió el rey de Egipto, y los hijos de Israel gemían a causa de la servidumbre, y clamaron; y subió a Dios el clamor de ellos con motivo de su servidumbre.
El estado de esclavitud y opresión al que se enfrentó Israel en Egipto tuvo que ser uno de los peores que raza alguna haya experimentado en la historia.
Si se toma en cuenta que el rey bondadoso y sensible que surgió en Egipto había muerto unos cuatrocientos años atrás, levantándose después de él muchos reyes insensibles; y luego la amenaza que representaba Israel para los egipcios, debido a su crecimiento y progreso, la "mano" con la que fueron sometidos tuvo que ser férrea e inclemente.
De modo que en su amarga servidumbre, los israelitas clamaron pidiendo auxilio, y ese clamor llegó hasta el cielo (como dice el vers. 23)
Lo que pasó el pueblo de Israel en Egipto nos recuerda que este es un mundo de clamor. Muchos de los clamores vienen como resultado de alguna terrible "esclavitud" de la que se espera salir con prontitud y desesperación.
El enfermo clama porque se calme o se le quite su dolor.
El preso clama por quedar libre de su prisión.
El hombre o la mujer claman porque quieren quedar libre de alguna pasión indebida.
Lo mismo hace el joven que ha quedado atrapado en las garras de algún esclavizante vicio.
Hay clamores en la familia por la actitud de infidelidad de algunos de los cónyuges.
Hay padres que están clamando por la actitud desobediente e irresponsable de sus hijos.
Qué decir de los clamores que produce el hambre en tantas partes del mundo.
El clamor por la falta de una justicia apropiada.
¿Sabe usted cuántos padres todos los días desgarran su corazón porque su hijo fue víctima de la violencia que vive nuestro mundo?
Todo esto hace, también, que se levante todos los días diferentes clamores por una continua misericordia divina para con este mundo lleno de tanto dolor y violencia.
Pero tenemos también que aclarar que muchos de estos clamores no siempre son dirigidos al Señor. La verdad es que hay gente que prefiere buscar otros intermediarios u otras formas en su dolor, antes que buscar a Dios.
El mismo pueblo de Israel pasó por esa etapa. Gemían entre ellos mismos. No se nos dice que hayan clamado a Dios; sin embargo, su clamor llegó a su presencia. Y es que el clamor de un corazón sincero que se dirige a Dios sin reclamos ni exigencias, sino en humillación, será un clamor que llega hasta la misma sala de la presencia divina.
Siempre habrá cielos abiertos para que el clamor entre en Su presencia.
II. DIOS OYE LA ANGUSTIA DE LOS QUE CLAMAN A ÉL
v. 24ª.
Y oyó Dios el gemido de ellos,
No hay una palabra que pudiera aplicarse a Dios en su capacidad de oír, a la que pudiéramos llamar "omnioyente", así como decimos "omnisciente" para destacar que él todo lo sabe.
Sin embargo, su "omnipresencia" hace posible que Dios escuche todo los clamores en cualquier lugar del mundo y en cualquier tiempo que suceda.
En ese lenguaje que la Biblia nos presente acerca de Dios, sus "oídos" no son sordos ni han perdido la audición con los años.
Él ha oído siempre. Él es el único que tiene la capacidad de oír el clamor del alma que no grita, o el gemido del espíritu que no se oye.
Él es el único que tiene la capacidad de oír "los gritos del silencio".
Cuando Dios llamó a Moisés como el libertador de su propio pueblo, le dijo que Él ya había oído el clamor de Israel a causa de sus exactores y que había descendido para liberarlos
Exodo 3:7
Dijo luego Jehová: Bien he visto la aflicción de mi pueblo que está en Egipto, y he oído su clamor a causa de sus exactores; pues he conocido sus angustias,
De modo que ningún grito, angustia, dolor, o tristeza queda fuera de su alcance.
Cuando los escritores sagrados criticaban a los hacedores de ídolos, y su falta de poder que estos tenían para hacer algún milagro, destacaban de ellos lo siguiente:
Salmos 115:5-8
Tienen boca, mas no hablan;
Tienen ojos, mas no ven;
Orejas tienen, mas no oyen;
Tienen narices, mas no huelen;
Manos tienen, mas no palpan;
Tienen pies, mas no andan;
No hablan con su garganta.
Semejantes a ellos son los que los hacen,
Y cualquiera que confía en ellos.
Sin embargo, no ocurre lo mismo con nuestro Dios. Cuando el hombre que le ama y le busca, clama a Él, su petición no se archiva como tantos clamores que quedan sin respuesta en el mundo.
Salmo 34:17
Claman los justos, y Jehová oye,
Y los libra de todas sus angustias.
Cuando el hombre se dispone en buscarle de corazón, lo encuentra; su oración no queda sin respuesta.
De esta manera lo confirmó David, cuando hablando de su propia experiencia, dijo:
Salmos 34: 4, 6
Busqué a Jehová, y él me oyó,
Y me libró de todos mis temores.
Los que miraron a él fueron alumbrados,
Y sus rostros no fueron avergonzados.
Este pobre clamó, y le oyó Jehová,
Y lo libró de todas sus angustias.
Dios siempre oye, solo que su respuesta estará acondicionada al propósito mismo con el que trabaja en nuestras propias vidas.
Por lo tanto Él puede responder diciendo "sí", diciendo "no", o diciendo "espera".
III. DIOS SE ACUERDA DE SUS PROMESAS HECHAS
v.24b
y se acordó de su pacto con Abraham, Isaac y Jacob.
En el estado de angustia de su pueblo esclavizado, se dice que Dios "se acordó de su pacto con Abraham, Isaac y Jacob".
¿Cuál fue ese pacto? ¿Cuál fue la promesa hecha?
Dios le había dicho a Abraham que haría de él una nación tan grande como la arena del mar; y que en él serían benditas todas las naciones de la tierra. Isaac fue el hijo de esa promesa.
En él cumplió el primer pacto que hizo con Abraham cuando este salió de la tierra de su parentela. Luego en Jacob la promesa llegó a concretarse, pues de toda su familia se formarían las doce tribus de Israel, y de ellas el pueblo que ahora está listo para ser libertado por Dios.
En el pacto hecho a sus antepasados, Dios les había asegurado que ellos no permanecerían como esclavos por siempre.
Ahora, Él se ha acordado de aquella promesa y se dispone a cumplirla.
Con Dios tenemos la más absoluta garantía del cumplimiento de sus promesas. Debemos entender que el "acordarse" de Dios aquí no equivale al olvido que es propio del ser humano.
Sería inconcebible pensar que a Dios se le pueden olvidar sus promesas, como lo hacemos nosotros.
Sin embargo, sí hay una sola cosa que Dios olvida, y es aquella que tiene que ver con nuestros pecados.
Miqueas 7: 18-19
¿Qué Dios como tú, que perdona la maldad, y olvida el pecado del remanente de su heredad? No retuvo para siempre su enojo, porque se deleita en misericordia.
El volverá a tener misericordia de nosotros; sepultará nuestras iniquidades, y echará en lo profundo del mar todos nuestros pecados.
¡Qué extraordinario es nuestro Dios! No olvida ninguna de sus promesas, pero si se olvida de nuestros pecados una vez confesados y perdonados.
¿Dónde está Dios mientras sufrimos? Está allí, listo para cumplir sus promesas. Ningún dolor, angustia o pena pasa sin que Él no se de cuenta.
Lo que ha prometido lo cumplirá. Este texto nos confiere una gran confianza. Dios, es el Dios del pacto. Es verdad que muchas veces el hombre lo ha quebrantado, pero la fidelidad de Él ha sido firme en el cumplimiento de tales promesas.
Este es el más poderoso pensamiento mientras pasamos por nuestros valles de sombra y de muerte". La más grande promesa es que Él estará siempre con nosotros.
IV. DIOS NOS MIRA Y NOS RECONOCE
v. 25
Y miró Dios a los hijos de Israel, y los reconoció Dios.
¿Dónde está Dios mientras sus hijos sufren? Está allí. Los está mirando. Los está reconociendo.
El verbo "mirar" de este pasaje es más que una simple mirada.
No es aquel tipo de mirada que no despierta ninguna clase de sensibilidad aunque sea notoria la miseria y la angustia.
No es, por cierto, aquella mirada que tuvo el levita y el sacerdote en la parábola del "Buen Samaritano".
Allí ellos vieron la angustia y el dolor, pero siguieron de largo.
Nuestro Dios es el "Buen Samaritano" que viene y ve, y luego es movido a misericordia.
La mirada de Dios percibe la situación humana. El hombre ve la apariencia, más Dios mira el corazón.
La mirada de Dios nos da confianza, pues hay una absoluta garantía que Él no dejará postrado al que pasa por la angustia.
Se nos dice que cuando Jesús miraba las multitudes tenía compasión de ellas porque las veía como ovejas desamparadas sin pastor.
Dios miró la esclavitud de su pueblo. Miró a los que les afligían y atormentaban. Miró el dolor físico que le imprimían. Miró el dolor emocional que causaba aquella pesada carga. Los miró con compasión y decidió librarlos de esa angustia.
El texto también dice que los "reconoció". Este es un verbo dinámico y significa más que un reconocimiento. Tiene la idea de estar involucrado con algo. Esto significa que Dios sentía personalmente la opresión de su pueblo y la compartía con ellos.
Hay en esto una verdad maravillosa. El sufrimiento humano despierta en nuestro Dios su más incomparable compasión y amor por sus hijos.
Dios no se desatiende en nuestro abatimiento.
El se acuerda que solo somos polvo y viene a nuestro encuentro.
¿Dónde está Dios mientras sufrimos? Está más cerca de lo que nosotros podemos imaginarnos.
CONCLUSIÓN:
Bien vale la pena citar lo que dijo el salmista, quien en su momento de angustia, se hizo las preguntas propias de un ser humano cuando pasa por esos momentos por los que nadie quisiera pasar:
Salmos 139:7-12
¿A dónde me iré de tu Espíritu?
¿Y a dónde huiré de tu presencia?
Si subiere a los cielos, allí estás tú;
Y si en el Seol hiciere mi estrado, he aquí, allí tú estás.
Si tomare las alas del alba
Y habitare en el extremo del mar,
Aun allí me guiará tu mano,
Y me asirá tu diestra.
Si dijere: Ciertamente las tinieblas me encubrirán;
Aun la noche resplandecerá alrededor de mí.
Aun las tinieblas no encubren de ti,
Y la noche resplandece como el día;
Lo mismo te son las tinieblas que la luz.
¿Dónde está Dios mientras se sufre?...
Está más cerca de lo que podemos imaginar. Solo que en lugar de huir hacia otro lado, como pensaba el salmista, debemos ir hacia Él.
En sus brazos estaremos protegidos y bendecidos.
Escrito Por: 1000 Estudios Biblicos.
Etiquetas:
Dios me ama
|
1 comentarios
jueves, 28 de junio de 2018
Idolatría:
Según el diccionario de la lengua Española:
Significa práctica religiosa en la
que se rinde culto a un ídolo.
Otro significado: Amor y admiración
excesivos que se sientes por una persona o por una causa.
La Idolatría según la biblia
Podemos ver en los siguientes versículos:
Éxodo 20: 3-6
“No tendrás dioses ajenos delante
de mí.
No te harás imagen, ni ninguna
semejanza, de lo que esté arriba en el cielo, ni abajo en la tierra, ni en las
aguas debajo de la tierra.
No te inclinarás a ellas, ni las
honrarás; porque yo soy Jehová tu Dios, fuerte, celoso, que visito la maldad de
los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me
aborrecen,”
Jeremías 10. 1-16
“Oíd la
palabra que el Señor os habla, oh casa de Israel. 2 Así dice el Señor:
El camino
de las naciones no aprendáis,
ni de las señales de los cielos os aterroricéis,
aunque las naciones les tengan terror.
3 Porque las costumbres de los pueblos son vanidad;
pues un leño del bosque es cortado,
lo trabajan las manos de un artífice con la azuela;
4 con plata y oro lo adornan,
con clavos y martillos lo aseguran
para que no se mueva.
5 Como los espantapájaros de un pepinar,
sus ídolos[a] no hablan;
tienen que ser transportados,
porque no andan.
No les tengáis miedo,
porque no pueden hacer ningún mal,
ni tampoco hacer bien alguno.
ni de las señales de los cielos os aterroricéis,
aunque las naciones les tengan terror.
3 Porque las costumbres de los pueblos son vanidad;
pues un leño del bosque es cortado,
lo trabajan las manos de un artífice con la azuela;
4 con plata y oro lo adornan,
con clavos y martillos lo aseguran
para que no se mueva.
5 Como los espantapájaros de un pepinar,
sus ídolos[a] no hablan;
tienen que ser transportados,
porque no andan.
No les tengáis miedo,
porque no pueden hacer ningún mal,
ni tampoco hacer bien alguno.
6 No hay
nadie como tú, oh Señor;
grande eres tú, y grande es tu nombre en poderío.
7 ¿Quién no te temerá, oh Rey de las naciones?
Porque esto se te debe.
Porque entre todos los sabios de las naciones,
y en todos sus reinos,
no hay nadie como tú.
8 Mas ellos a una son torpes y necios
en su enseñanza de vanidades[b], pues su ídolo es un leño.
9 Plata laminada es traída de Tarsis
y oro de Ufaz,
obra de un artífice y de manos de un orfebre;
su vestido es de violeta y púrpura;
todo ello obra de peritos.
10 Pero el Señor es el Dios verdadero;
El es el Dios vivo y el Rey eterno.
Ante su enojo tiembla la tierra,
y las naciones son impotentes ante su indignación.
grande eres tú, y grande es tu nombre en poderío.
7 ¿Quién no te temerá, oh Rey de las naciones?
Porque esto se te debe.
Porque entre todos los sabios de las naciones,
y en todos sus reinos,
no hay nadie como tú.
8 Mas ellos a una son torpes y necios
en su enseñanza de vanidades[b], pues su ídolo es un leño.
9 Plata laminada es traída de Tarsis
y oro de Ufaz,
obra de un artífice y de manos de un orfebre;
su vestido es de violeta y púrpura;
todo ello obra de peritos.
10 Pero el Señor es el Dios verdadero;
El es el Dios vivo y el Rey eterno.
Ante su enojo tiembla la tierra,
y las naciones son impotentes ante su indignación.
11 [c]Así les diréis: Los dioses que no hicieron los
cielos ni la tierra, perecerán de la tierra y de debajo de los[d] cielos.
12 El es el que hizo la tierra con su poder,
el que estableció el mundo con su sabiduría,
y con su inteligencia extendió los cielos.
13 Cuando El emite su voz, hay estruendo de aguas en los cielos;
El hace subir las nubes desde los extremos de la tierra,
hace los relámpagos para la lluvia
y saca el viento de sus depósitos.
14 Todo hombre es torpe, falto de conocimiento;
todo orfebre se avergüenza de su ídolo[e];
porque engañosas son sus imágenes fundidas,
y no hay aliento en ellas.
15 Vanidad son, obra ridícula,
en el tiempo de su castigo perecerán.
16 No es como ésta la porción de Jacob;
porque El es el Hacedor[f] de todo,
e Israel es la tribu de su heredad;
el Señor de los ejércitos es su nombre.
el que estableció el mundo con su sabiduría,
y con su inteligencia extendió los cielos.
13 Cuando El emite su voz, hay estruendo de aguas en los cielos;
El hace subir las nubes desde los extremos de la tierra,
hace los relámpagos para la lluvia
y saca el viento de sus depósitos.
14 Todo hombre es torpe, falto de conocimiento;
todo orfebre se avergüenza de su ídolo[e];
porque engañosas son sus imágenes fundidas,
y no hay aliento en ellas.
15 Vanidad son, obra ridícula,
en el tiempo de su castigo perecerán.
16 No es como ésta la porción de Jacob;
porque El es el Hacedor[f] de todo,
e Israel es la tribu de su heredad;
el Señor de los ejércitos es su nombre.
Dios es un Dios vivo que a su presencia tiembla
la tierra, un Dios de poder de autoridad, de amor. Dios permite que todo pase
porque nos dio libre albedrío pero a su tiempo todo pasará.
Cuando un pueblo o nación adora a Dioses falsos
o existe tanta idolatría eso trae ruina
para esa nación y está enseñanza que hoy quiero compartir con ustedes
está latente en mi nación actualmente y se puede ver, vivo en una tierra de
gracia, una tierra donde fluye leche y miel, pero en la actualidad esta tierra
está quedando en ruinas por falta de madurez espiritual, por falta de
conocimiento.
En Oseas 4:6
dice:
“Mi pueblo
perece por falta de conocimiento”
Soy de Venezuela y he visto como se le rinde
culto a una persona muerta y hoy en día se gritan consignas en diferentes
instituciones públicas de que esa persona vive. Cuanta mentira el único que
vive es Dios, Jesucristo el único que resucito de los muertos y vive, el único
que murió por ti y por mí! para salvarnos y no veo que las personas salgan a la
calle a gritar que cristo vive, ni que se honre en actos a un Dios vivo, sino a
un muerto, esto es la mayor idolatría que ha traído ruina a mi nación, bueno
puedo decir que no solo esto sino la cantidad de brujería, santería, palería
que se ha proliferado en este país que antes existía pero estaba como
escondida, pero fue este señor quien permitió que se rindieran cultos más
abiertos en esta nación y desde entonces se han proliferado. En los billetes
también se pueden ver imágenes que tienen que ver con brujería y tienen
diferentes significados en la santería. “ruina y más ruina”
Otras de las cosas que he visto y me han dejado
impactada es que en el cuartel de la montaña donde descansa el cuerpo de este
señor una montaña alta aún se le rinde culto como si estuviera vivo hay una guardia
de honor, que se viste como los escuderos de Simón bolívar en total 4 personas
que permanecen inmóviles a los 4 costados en cada lado de la tumba y se hace un
cambió de guardia cada 2 horas donde se dictan consignas venerando a este
personaje que no voy a decir su nombre pero que todos conocen quien fue. Y aparte
de todo esto quienes construyeron esto pensaron en los 4 elementos (aire,
tierra, fuego, agua) y todo está incorporado como un ritual que da es vergüenza. Puedo decir que he visto más veneración y respeto aquí que en las mismas iglesias.
Porque les digo todo esto, porque esto es Idolatría,
no solamente adorar Dioses falsos, de madera o yeso.
Jeremias 10: 14
“Todo
hombre es torpe, falto de conocimiento;
todo orfebre se avergüenza de su ídolo[e];
porque engañosas son sus imágenes fundidas,
y no hay aliento en ellas.”
todo orfebre se avergüenza de su ídolo[e];
porque engañosas son sus imágenes fundidas,
y no hay aliento en ellas.”
No hay
vida en ellas,
Todo esto trae ruina, pero
dice el señor:
2
Crónicas 7:14
“Si
se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus
malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y
sanaré su tierra.”
Hay oportunidad de cambiar
todo esto, Dios puede sanar nuestra tierra y volveremos hacer un país donde
fluye leche y miel, donde acobijamos muchos inmigrantes.
Así como Jehová perdono al
pueblo de Nínive porque se arrepintieron de su mal camino y volvieron su corazón
a Dios, así puede hacerlo con todo aquel, con toda nación que volviere su
corazón a Dios y enderece sus pasos.
Dios es un Dios de amor y espera que lo
busquemos de corazón no solo cuando lo necesitemos sino cada día, cada hora,
cada pensamiento. Les insto a leer la Biblia y pidan a Dios que les de
sabiduría para entenderla porque una de las faltas de conocimiento es que no
sabemos que dice Dios, que dice su palabra y solo nos dejamos llevar por lo que dice la gente, este
es el mayor de los libros y toda persona debe leerlo para conocer de dónde
viene y del amor más grande del planeta.
Dios les bendiga grandemente
cada día y les instruya en su amor. Comparte está bendición.
Etiquetas:
Idolatría
|
0
comentarios
miércoles, 17 de enero de 2018
¿Qué es el Diezmo?
Significa
la décima parte de las ganancias y entradas que el creyente destina para una
finalidad sagrada. Esa décima parte es la devolución a Dios como una señal de
pacto y de sociedad con él, reconociéndolo como el Creador y Propietario de
todas las cosas. (Génesis 14:18; Levítico 27:30 y 32; Malaquías 3:7-10).
¿Porque Diezmar?
El
Diezmo es un mandamiento de Dios, pues, como Soberano del Universo, se reservó
para sí el diezmo, y lo estableció como un acuerdo: “Traed todos los diezmos al
alfolí” (Malaquías 3:10). Como el gobierno de Dios respeta el libre albedrío,
podemos decir que él no obliga a nadie a seguirlo. Este acuerdo podrá no ser
respetado o aceptado, pero quien procede así tendrá que enfrentar las
consecuencias. El principio del diezmo se basa en principios tan duraderos como
la ley de Dios.
La
razón principal de diezmar y ofrendar no es darle dinero a los ministerios para
que continúen funcionando; ese es el resultado. Cuando pensamos que esta es la
razón principal, perdemos de vista lo que Dios quiere hacer en la vida de la
persona que está diezmando. Si crees que la razón de ser de tus diezmos y
ofrendas es que el ministerio continúe, al realizarse la continuidad del
ministerio, se acabarían los beneficios de estos principios en tu vida.
La
razón principal de que tú diezmes y ofrendes es que participes activamente del
ciclo de bendiciones divinas que Dios ha establecido para la vida de un
creyente. Y cuando adoptas esta consciencia, tu vida cambia.
Diferencia entre el Diezmo y la Ofrenda:
Diezmo
|
Ofrenda
|
Es la décima parte de tus ganancias y
entradas
|
Es muy aparte del diezmo y puedas dar lo que tú
quieras (ropa, dinero, comida) etc, a las personas que quieras bendecir o al
ministerio.
|
Malaquías 3:10Reina-Valera 1960 (RVR1960)
10 Traed
todos los diezmos al alfolí y haya alimento en mi casa; y probadme ahora
en esto, dice Jehová de los ejércitos, si no os abriré las ventanas de los
cielos, y derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde.
“Cada uno dé como propuso en su corazón: no con tristeza, ni por necesidad, porque Dios ama al dador alegre.” 2 Corintios 9:7.
Hay cuatro cosas en tu interior que son manifestadas cuando aprendes a diezmar y ofrendar:
1*- El diezmo es una muestra de agradecimiento a Dios. Es un acto
voluntario provocado por el agradecimiento de victorias pasadas. La primera vez
que vemos el diezmo en la palabra es en Génesis capítulo 14. Nadie obliga a
Abraham a diezmar. Y su vida es cambiada por el principio del diezmo.
Cuando
diezmas reconoces que has sido bendecido, más allá de lo que mereces, y que
Dios es el autor de tu bendición.
2*- El acto de diezmar es un acto de fe. Cuando Abraham diezmó
demuestra implícitamente que tiene la certeza de que Dios le va a bendecir en
el futuro. La persona que retiene el diezmo es porque piensa que es lo único
que tiene, que es lo único que Dios le va a dar.
Mucha
gente dice confiar en Dios para un futuro grande, pero no son capaces de
confiarle el diez porciento de tus pasadas victorias.
3*- Cuando diezmas demuestras que tienes plena confianza en las
promesas de Dios. La segunda ocasión en que se menciona el diezmo en la biblia
fue cuando Jacob hizo voto a Dios de separar el diezmo de todo lo que Dios le
entregara. Jacob está reaccionando, no a pasadas victorias, sino a la promesa
de Dios de futuras victorias.
4*- El diezmar es un acto de aceptación de la gracia divina. Jacob
estaba perdido, huyendo, sin dinero, corriendo, y ese día Dios se le apareció,
y le dijo que lo bendeciría, que lo prosperaría. Y, a pesar de su condición,
Jacob decidió que su reacción sería diezmar, porque reconocía que era lo menos
que podía hacer ya que, dada su condición, no merecía nada de lo que Dios haría
por él.
Tu
acto de diezmar dice que aceptas lo que Dios está haciendo por ti, aunque no lo
merezcas.
Debemos dar a los necesitados:
especialmente a los que son creyentes. Ésta es una forma con la cual podemos
demostrar que tenemos el amor de Dios en nuestro corazón.
La Biblia dice:
Pero el que tiene bienes de este mundo y
ve a su hermano tener necesidad, y cierra contra él su corazón, ¿cómo mora el
amor de Dios en él? (1 Juan 3:17).
Debemos ofrendar a nuestra iglesia local: Por
lo común, la mayor parte de nuestras dádivas debemos dar a nuestra iglesia
local si es una iglesia donde se enseña fielmente la Biblia y donde Cristo es
exaltado. Dios ha ordenado que Su iglesia y Sus ministros vivan de las dádivas
de Su pueblo. La Biblia dice:
Así también ordenó el Señor a los que
anuncian el evangelio, que vivan del evangelio (1 Corintios 9:14).
Debemos ofrendar a quienes están llevando
el evangelio a los inconversos: Cada cristiano tiene la
responsabilidad de llevar el evangelio a los inconversos. El mandamiento de
Dios para nosotros es: Id por todo
el mundo y predicad el evangelio a toda criatura (Marcos 16:15).
Si no
podemos ir nosotros, debemos tomar como privilegio el ayudar a sostener misioneros que están
llevando el evangelio a quienes nunca han aceptado a Cristo.
Debemos ofrendar a aquellos que nos han
ayudado espiritualmente: En la Palabra de Dios se nos dan
instrucciones de compartir nuestro dinero con aquellos que nos han enseñado la
Palabra de Dios y nos han ayudado espiritualmente. La Biblia dice:
El que es enseñado en la palabra, haga
partícipe de toda cosa buena al que lo instruye (Gálatas 6:6).
Ofrendar es Sembrar
Ofrendar
no es tirar el dinero a la calle, es sembrar. Cuando sembramos semillas,
no las estamos tirando; sino las estamos sembrando para poder cosecharlas más
tarde. La cantidad de la cosecha depende de cuánto hayamos sembrado. Esto es
cierto también respecto a ofrendar. Escribiendo a la iglesia de Corinto
respecto a las ofrendas, Pablo dijo:
El que siembra escasamente, también segará
escasamente; y el que siembra generosamente, generosamente también segará (2
Corintios 9:6).
Todo lo que tenemos pertenece a Dios. No
somos dueños de nada. Somos sencillamente administradores de Dios, usando lo
que Él nos ha encargado. La Biblia nos enseña que si no podemos ser fieles en
las cosas pequeñas, no se nos darán responsabilidades grandes. Si no somos
fieles en administrar un poco de dinero, ¿cómo podemos esperar que Dios nos
entregue mucho dinero?
El que
es fiel en lo muy poco, también en lo más es fiel; y el que en lo muy poco es
injusto (no tiene honradez), también en lo más es injusto (Lucas 16:10, ver también los versículos 11–13).
Suscribirse a:
Entradas (Atom)
Popular Posts
-
Esta es la pregunta que ha martillado la mente de muchas personas mientras transitan por el oscuro e interminable valle de la afli...
-
Idolatría: Según el diccionario de la lengua Española: Significa práctica religiosa en la que se rinde culto a un ídolo. O...
-
¿Qué es el Diezmo? Significa la décima parte de las ganancias y entradas que el creyente destina para una finalidad sagrada. Esa d...
-
Estas son algunas de las cosas que no agradan a Dios, y que aunque para muchos no tienen ninguna importancia, para Dios están al mismo ni...
-
EL SEÑOR JESUCRISTO DIJO: “Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos" (Mateo 18:20...
-
Santiago 3:16 “Pues donde hay envidias y rivalidades, allí hay confusión y toda clase de mal”. Envidia: Es el "disgusto o ...
-
SI AMAS A DIOS DI NO AL HALLOWEEN ¿Sabía que el Halloween es una tradición que va contra nuestra fe cristiana? Si usted es una pers...
-
Dios es un Dios celoso, que solo quieren que lo adoren a él, aquí vamos a tratar de entender porque a Dios no le agrada que rezan , se arr...
-
Sin la muerte de Jesús en la cruz por nuestros pecados, ninguno tendría vida eterna. Jesús Mismo dijo, “Yo soy el camino, y la verdad, y la...
-
Uno de los versículos centrales de la Biblia y por ende base de la fe cristiana, es Juan 3.16 “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ...